La semana pasada se conocía la noticia de que Brendan Eich, que había sido elegido CEO de Mozilla el 24 de marzo, abandonaba su cargo. La razón detrás de su adiós está en una donación de 1.000 dólares que realizó hace años para apoyar el matrimonio tradicional frente a las uniones del mismo sexo.
No bastó que el propio Eich tras su nombramiento escribiera una carta reiterando el respeto de Mozilla hacia el colectivo homosexual. Empresarios como el dueño del portal OK Cupid iniciaron una caza de brujas para terminar con el nuevo CEO.
Desde Mozilla no salieron en defensa de su nuevo directivo y optaron por sentenciarlo para supuestamente lavar la imagen de su organización. Mezclaron política con negocios y les salió mal la jugada.
Entiendo perfectamente que si esto mismo ocurre en una universidad adscrita a un determinado credo o en un medio de comunicación con una ideología definida, la cosa cambia y uno no podría quejarse. Pero es que Mozilla presume de ser abierta y tolerante y aceptar la diversidad.
Que un directivo de esa organización tenga un pensamiento ideológico conservador no debe suponer problema alguno mientras lo mantenga en su vida privada y no asocie el mismo a su empresa. ¿Hizo algo mal Brendan Eich? ¿Fue correcta la actuación de Mozilla?
Lo cierto es que muchos usuarios han decidido abandonar un navegador excelente por la intolerancia mostrada por Mozilla. Al final la imagen de la organización queda muy tocada. Sería un buen caso de estudio en escuelas de negocios: como estropear la relación con los consumidores en cuestión de días.