Según el MIT (Massachusetts Institute of Technology), la transformación digital, que ha provocado un contexto de permanente cambio, se ha impulsado gracias a 5 tecnologías clave: Blockchain, Inteligencia Artificial, IoT, Cloud Computing y Ciberseguridad. Esta disrupción tecnológica ha supuesto una gran revolución para todos los sectores que han visto alterados sus procesos y sistemas, lo que ha provocado inmensos beneficios y, al mismo tiempo, el surgimiento de nuevas amenazas.
El pasado año, como consecuencia de la crisis sanitaria mundial, muchas organizaciones se vieron en la necesidad de acelerar su proceso de digitalización, por ejemplo, con la implementación del trabajo remoto, la adopción de la nube y el mayor uso de los dispositivos móviles. Aunque esto supone grandes avances para las organizaciones, al mismo tiempo ha aumentado su exposición a los ciberataques que han aprovechado los puntos de vulnerabilidad de las compañías.
Se ha vivido un incremento del tráfico web sin precedentes. Durante el año 2020 se produjeron en España 40.000 ciberataques al día, lo que supone un incremento del 125% respecto al año anterior, según señala la empresa de soluciones de seguridad Datos101. Además, el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) gestionó en 2020 más de 130.000 incidentes de ciberseguridad, según datos del propio organismo. Estas cifras dejan en evidencia la necesidad de concienciar sobre la problemática de la ciberdelincuencia, capaz de destruir a toda una organización, y la urgente implementación de medidas en ciberseguridad por parte de las compañías para proteger su información.
Cómo combatir los ciberataques
El desafío más importante para crear conciencia sobre ciberseguridad entre las organizaciones es transmitir el mensaje a todos los empleados para dar a conocer la gravedad del asunto y explicar cómo funcionan los ciberataques, ya que más del 80% de los incidentes en seguridad se deben a errores humanos. No se trata exclusivamente de una iniciativa de los departamentos de TI, sino de un proyecto común que necesita de la colaboración de todos para conocer los posibles riesgos y los sistemas de protección ante ellos. Por tanto, la creación de inmunidad a los ciberataques solo se puede lograr a través de la concienciación y la formación.
Sin duda alguna, apostar por herramientas técnicas y las soluciones que la tecnología pone a nuestro alcance para combatir la ciberdelincuencia es fundamental. Por ejemplo, realizar copias de seguridad en la nube; disponer de conexiones VPN para redirigir el tráfico de Internet a través de una vía segura, ocultando la dirección IP y encriptando los datos; mantener actualizados todos los sistemas de seguridad con los últimos desarrollos de protección digital o implantar y dar a conocer protocolos de seguridad entre los empleados son solo algunas de las medidas imprescindibles a adoptar por parte de las compañías para frenar los ciberataques.
La ciberseguridad, por tanto, ha pasado a formar parte de los objetivos estratégicos de todas las organizaciones. Incluso, el Fondo de Recuperación que la Unión Europea ha puesto en marcha para paliar los efectos adversos de la pandemia, conocido como Next Generation EU, concede un papel relevante a esta problemática. El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia señala que España destinará una inversión de 450 millones de euros procedentes del fondo comunitario a cuestiones relacionadas con la ciberseguridad.
Teniendo en cuenta las innumerables alternativas que la tecnología nos ofrece, hoy en día las empresas no se pueden permitir sufrir brechas de seguridad. La adaptación de los procesos, de los modelos de negocio y de las aplicaciones implica apoyarse en protocolos de seguridad eficientes y fiables. Por ello, la continuidad de negocio y la protección de datos se convierten en prioridades estratégicas para todas las compañías.
La única forma de mantenerse a salvo en esta guerra tecnológica es aceptar la situación como una oportunidad adicional para derribar las barreras de la innovación y dejarse guiar por ella.