Mucho se ha escrito estos días de los nuevos lanzamientos de Apple. Resulta sorprendente como una compañía puede generar un interés tan elevado cada vez que presenta un producto. Y más todavía cuando uno profundiza en cómo funciona de cara a los medios y sus clientes.
Conseguir una entrevista o simples declaraciones de algún directivo de Apple es una tarea muy complicada. Desean tener un control tan férreo de lo que se publica sobre ellos que como vean que el tema puede ser conflictivo prefieren no contestar.
Tampoco cuidan demasiado a la prensa desde el punto de vista de la publicidad. Los anuncios de la marca en medios especializados son escasos y el gasto total de la compañía en publicidad es la mitad que el de sus principales rivales.
Pese a lo dicho anteriormente, es indudable que sus estrategias de marketing y comunicación funcionan, ya que en la marca de la manzana consiguen que todos los medios dediquen páginas a sus lanzamientos y se hable de ellos en todos lados.
Por otro lado, de cara al cliente y la atención y escucha hacia sus demandas, en Apple también tienen numerosas lagunas.
Los usuarios llevan tiempo insistiendo en que no les gusta que la empresa utilice sus propios conectores (actualmente el modelo lightning), y preferirían los cables tradicionales con un extremo en microUSB y otro en USB. Pero la empresa californiana hace oídos sordos.
También es notorio que los consumidores desaprueban que las baterías del iPad y el iPhone no se puedan extraer, y se quejan ante el menor nivel de personalización que ofrece el sistema iOS frente a sus competidores.
Asimismo, la seguridad, uno de los puntos fuertes de los productos de la marca, está quedando en entredicho con el escándalo de las fotos robadass de famosas de iCloud, y el malware para sus dispositivos es cada vez mayor.
Por otra parte, hay que destacar que da igual que en Apple no sean los primeros en realizar algo, ya que en la mente de los consumidores siempre queda la impresión de que lo que hacen es verdaderamente revolucionario.
En ese sentido basta ver el lanzamiento de su reloj inteligente, y el hecho de que LG, Sony o Samsung tienen desde hace tiempo sus smartwatches en el mercado, pero ha tenido que venir Apple para que se preste atención a esos gadgets.
Otro punto que no se puede olvidar es que el elevado coste de sus productos no es precisamente un gancho de cara al cliente, ya que en el mercado existen opciones que ofrecen mejor relación calidad-precio.
A la vista de lo anterior parece que se debería haber visto lastrado el crecimiento de Apple, pero lejos de resentirse, la empresa se mantiene en posiciones destacadas.
Las preguntas que surgen ante ese panorama son evidentes. ¿Hasta cuándo tendrá la marca un tratamiento privilegiado de los medios de comunicación y los consumidores? ¿Vive Apple en una burbuja que puede terminar por explotar como consecuencia del empuje de las marcas chinas?
No se puede determinar cuándo sucederá, pero es evidente que toda etapa llega siempre a su fin y el idilio de Apple con sus clientes no será permanente.